lunes, 5 de diciembre de 2011

Patti y el crimen del periodista




La Justicia procesó al ex policía por el secuestro y
asesinato de Ricardo Giménez, ocurrido antes del golpe de 1976.
http://sur.infonews.com/sites/default/files/27-luis_patti-telam.jpg?1322972428



La primera vez que lo fueron a buscar, Ricardo Gabriel Giménez se
salvó. Fue una madrugada de diciembre de 1975. La patota cayó en la casa
de sus tíos Marcos y Olga, pero no lo encontró. No estaba allí. Antes
de irse, destruyeron la casa. Su tía reconoció en ese allanamiento
ilegal a uno de los policías: era el entonces oficial subayudante
segundo Luis Abelardo Patti, de la comisaría de Escobar. La segunda vez
que fueron a apresarlo, Giménez no tuvo tanta suerte. Fue un par de
semanas después, el 7 de enero de 1976. En esa oportunidad el operativo
llegó a la casa de sus abuelos. Patti, que a principios de ese año había
sido ascendido a oficial subinspector segundo, era de la partida. Había
siete policías más, armados con fusiles FAL. Giménez estaba allí con
otros tíos, Benito y Gerarda, que habían venido con dos de sus hijos
desde Tucumán a pasar unos días en Buenos Aires. “Negro, te venimos a
buscar”, le dijeron. Y lo chuparon. De paso, las ratas se llevaron un botín de guerra:
libros, una tijera, un bombeador de agua, una máquina de escribir,
cubiertos. La familia de Giménez no supo más de Ricardo por treinta y
dos largos años. Se lo considera el primer desaparecido de Escobar. Por
su crimen, Patti fue procesado ahora por la Justicia.

Giménez era periodista. Se había integrado a la Juventud Peronista en
1972. Con sus compañeros de militancia se reunía en un sindicato rural
de la zona. Daba clases a adultos por las noches. Y escribía en el
semanario El Actual, de Escobar, que dejó de editarse en 1976.
La publicación era dirigida por Tilo Wenner, un poeta y periodista que
también está desaparecido.

El auto de procesamiento contra Patti, que dispuso el juez Adrián
González Charvay, a cargo del juzgado federal de Campana, sostiene que
distintos testimonios incorporados al expediente afirman que “producto
de su militancia política, sumado a su labor en un diario que mantenía
una posición crítica respecto del uso de la fuerza policial para
resolver conflictos sociales y gremiales, Giménez venía sufriendo
diversos hostigamientos por parte del personal policial de la comisaría
de Escobar”. En particular, de Patti. Por eso lo procesó por los delitos
de “privación ilegal de la libertad agravada, imposición de tormentos
agravados y homicidio agravado”. Además, le embargó sus bienes por un
valor de un millón de pesos.

Giménez estuvo secuestrado veintiún o veintidós días. Su familia, amigos
y compañeros lo buscaron por todos lados. Publicaron solicitadas en el
diario. Su hermano Juan Paulo Vergara presentó habeas corpus y
denunció judicialmente su desaparición el 23 de enero de 1976. Pero a
Giménez lo torturaron y lo mataron seis días después. El cuerpo
maniatado, apuñalado y mutilado, con la cara desfigurada, lo tiraron el
29 de enero en un descampado conocido como La Quema, en Moreno.
Allí los camiones tiraban la basura de la ciudad. El cadáver fue hallado
un día después por la comisaría local. Y fue identificado por la
policía el 2 de febrero, pero no dieron aviso a la familia ni al
Registro Provincial de las Personas. Así, fue enterrado como NN en el
cementerio de Moreno. En la morgue de Campana la familia creyó reconocer
a Ricardo en un cadáver calcinado, con el rostro desfigurado por un
escopetazo y amputado de manos y pies. No era él, supieron luego.

Recién en 2007, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología
Forense, la familia supo que aquel cuerpo encontrado en un basural era
Ricardo. Un año después, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional confirmó el dato. Según el escrito del juez
González Charvay, “Patti habría ocultado elementos destinados a servir
de prueba cuando a partir del 5 de febrero de 1976 se tapó el resultado
de la identificación del cadáver y se lo inhumó, ese mismo día, como
NN”. Treinta y dos años después de su desaparición, la familia pudo
saber qué había pasado con Ricardo. De todos modos, no pudieron contar
con sus restos: en 1982 habían sido llevados al osario general.


Militancia vigilada. El grupo de militancia de Giménez
estaba integrado por Héctor Iván Salas, los hermanos Raúl y Hugo Jaime,
Gastón Gonçalves, Raúl Marciano, Lito López, Arturo Videla, Orlando
Edmundo Ubiedo, Enrique Tomanelli. Comenzaron a ser perseguidos meses
antes del golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Cómo era y cómo actuó el
aparato represivo en Escobar? Responde a Miradas al Sur una
fuente judicial que conoce la zona: “Actuaron elementos policiales
locales que hostigaron primero y luego directamente capturaron,
torturaron y dieron muerte a integrantes del grupo de militantes de la
zona. Siempre a partir de específicas actividades de inteligencia
previas y respondiendo a la matriz criminal que impuso el Ejército.” El
dictamen judicial refuerza esa idea. Sostiene que el grupo de militantes
fue “perseguido, amenazado, amedrentado, secuestrado, atormentado,
desaparecido y matado en la zona de Escobar por parte de grupos
operativos de fuerzas conjuntas, integrados por personal de la comisaría
de Escobar, y que tenían desde fines del año 1973 un rol protagónico en
represión de manifestaciones sociales, gremiales y políticas”.

Las pruebas contra Patti son contundentes. Hay testimonios directos de
familiares, que estuvieron presentes en los allanamientos. Incluso se lo
individualiza directamente. Y, por supuesto, describen en detalle todas
las circunstancias de los episodios. “Están también los testimonios de
los compañeros de militancia de Giménez, que coinciden en señalar que
todo el grupo de la JP era hostigado y perseguido por los policías de
Escobar, y especialmente por Patti.” A esto se suma la prueba
documental: en los archivos de la Dirección de Inteligencia de la
Policía Bonaerense (Dipba) aparece claramente que este grupo de
militantes fue objeto de seguimientos y observaciones, aun antes del
golpe. Los archivos de la Dipba también vincularon el accionar de la
comisaría de Escobar y sus “grupos operativos” en acciones conjuntas con
el Ejército.


Perpetua en el hospital. Por el crimen de Gonçalves, en abril
de este año Patti fue condenado a perpetua en cárcel común. Se lo
consideró partícipe primario del asesinato. Lo condenaron –además– por
siete casos de secuestros, tres de tormentos y dos allanamientos
ilegales. Fue la primera sentencia que recibió por sus crímenes durante
la dictadura. Hoy el ex policía está detenido en el complejo
penitenciario de Ezeiza. En una sala del Hospital Penitenciario Central,
porque hace un tiempo sufrió un accidente cerebrovascular. “Aunque la
sentencia no está firme, en el propio juicio que se le siguió se
estableció que la persecución de los militantes de la JP había comenzado
antes del golpe. Y que la puesta en marcha de esa matriz represiva
local tuvo en Giménez a su primera víctima, hasta ahora conocida”, dice
la fuente judicial. Patti fue luego subcomisario, y desde ese rol llegó a
ser intendente de Escobar, en 1995. Diez años después fue electo
diputado nacional. No pudo asumir porque ya estaba siendo investigado
por delitos de lesa humanidad.

Por el secuestro y posterior asesinato de Giménez fue indagado. Lo hizo
por escrito. Patti dijo que no existían en esos momentos cursos de
Inteligencia en la policía. “Jamás hasta 1976 inclusive, período que se
me reprocha actividad de Inteligencia o Informaciones, realicé curso
alguno sobre el tema”, declaró. Sobre Giménez sostuvo que “nunca” lo
conoció. Y señaló: “El lugar donde se denuncia trabajaba tenía varios
empleados y era una imprenta a no más de media cuadra de la comisaría de
Escobar.” Se refería a la imprenta El Rayo, donde se editaba El Actual.
Sí reconoció que él y sus compañeros policías conocían a Wenner. Negó
también haber participado de los allanamientos y de haber reconocido el
cuerpo de Giménez. Una aclaración: no estaba obligado a decir la verdad.

Sin embargo, el juez González Charvay logró establecer que Patti cometió
los delitos de los que se lo acusa. “El entonces suboficial fue parte
de una maquinaria ilegal y clandestina de represión que utilizó las
estructuras del Estado.” Dentro de ese esquema, la investigación
judicial estableció que policías como Patti actuaron subordinados al
Ejército a través del Comando de Institutos Militares. “Se tiene
establecido que Patti actuó integrando un aparato organizado de
represión ilegal y clandestina, y que en ese marco tuvo perfecto dominio
sobre la porción de los hechos que cometió, respondiendo a una decisión
criminal superior. No puede descartarse que, en la medida que se
establezca judicialmente quiénes integraban esa estructura ilegal al
momento de los hechos en esa zona, pueda haber nuevos imputados en el
caso”, confió la fuente judicial. Que concluyó: “La causa se encuentra
en la etapa preparatoria y con una decisión que, aunque provisoria,
establece la responsabilidad de Patti frente a los hechos comprobados.
Obviamente la investigación debe continuar avanzando hacia otros niveles
de responsabilidad.”.



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